Diversas son las propuestas que los expertos han emitido para clasificar a los asesinos seriales. Y es que resulta claro que todo depende de los criterios a elegir, pudiendo clasificarse a los asesinos seriales según su zona de influencia, el orden con que llevan a cabo sus crímenes, las motivaciones que los impulsan a matar, etc. Sin embargo no todas las clasificaciones son igualmente útiles para el investigador criminalista, de modo que a la larga solo unas cuantas tipologías siguen vigentes
2.1-Organizados: Estos asesinos son los que elaboran planes, ocultan pistas, buscan momentos propicios para sus crímenes, no suelen improvisar en la manera de matar a sus víctimas y están atentos al entorno social para prevenir cualquier posible amenaza a sus proyectos criminales. En general, en ellos son comunes las siguientes características: nunca son tontos, teniendo así un coeficiente intelectual de 105 (100 es la media) en adelante, con un 113 en promedio y siendo de 105 a 120 el rango en que sus inteligencias suelen estar (pueden tener más de 120, como ya quedó claro); en su mayoría son socialmente bien vistos; suelen estar casados o tener pareja; se desplazan para cometer sus delitos; elaboran planes; siguen las noticias; tienen una o más armas previamente designadas para sus asesinatos; usualmente conocen o siguen a sus víctimas; eliminan pruebas; suelen ser fetichistas (guardando objetos o partes de sus víctimas, teniendo fotos de las mismas, etc); habitualmente vienen de la clase media o media-alta; en general no tienen problemas para socializar o vincularse al sexo opuesto
2.2-Desorganizados: El asesino desorganizado no es cerebral ni calculador, suele ser un individuo impulsivo, violento, no elabora planes y es descuidado a la hora de ocultar evidencias (no las oculta) o elegir el momento de los crímenes. A diferencia de los organizados y algunos mixtos, estos asesinos nunca tienen una inteligencia superior a la media pues, de ser así, su psicología les obligaría a tener, por autoconservación, un mínimo de orden y prudencia. Las características que se observan en estos asesinos son: escasa inteligencia, con coeficientes intelectuales ubicados entre 80 a 95; son socialmente ignorados o mal vistos; suelen vivir solos y no tener pareja; vive y trabaja cerca de los lugares en que asesina; no hace planes; no sigue las noticias; usualmente no tiene un arma preestablecida para sus crímenes; no suele conocer a sus víctimas y no las sigue; no elimina pruebas; no es fetichista; suele venir de las clases sociales baja y media-baja; tiene problemas para socializar y vincularse al sexo opuesto.
2.3-Mixtos: Los asesinos mixtos presentan combinaciones coherentes de rasgos del asesino serial organizado y del desorganizado, en general son asesinos que, en cierta fase de su carrera criminal, actúan organizadamente, mientras que en otra actúan desorganizadamente; o bien, a lo largo de su carrera de asesinos o en cierto periodo de la misma, manifiestan un orden parcial, no total, incluyente de ciertos rasgos del asesino desorganizado. Estos son minoría, pues en general o son organizados o son desorganizados.
3.1-Visionario: En este tipo de asesino serial es donde más abundan los esquizofrénicos. Estos asesinos reciben el nombre de “visionarios” porque su visión de la realidad está teñida por el delirio y la fantasía, dentro de los cuales suelen colarse seres irreales surgidos en la dinámica de las alucinaciones visuales y auditivas. Usualmente creen cosas absurdas como que son otra persona (la encarnación de Hitler, por ejemplo), como que entidades sobrenaturales (Dios, el Diablo, ángeles, demonios, espíritus, etc) les hablan y les impelen a cometer asesinatos, etc. Las fantasías en torno al yo son frecuentes en estos asesinos, así como también las teorías (“visiones”, si se quiere) delirantes y extravagantes. El ejemplo perfecto del asesino serial visionario es Herbert Mullin: oía voces, alucinaba y tenía una teoría extraña según la cual, a través de los sacrificios humanos, se podía disminuir la probabilidad de grandes desastres naturales (terremotos sobre todo); así, él se veía a sí mismo como un visionario que estaba en el deber de proporcionar sacrificios humanos (a través de sus asesinatos…) para evitar un terremoto en California.
3.2-Misionero: Estos asesinos creen que tienen una misión y que esa misión comporta librar al mundo de personas “indeseables”: judíos, negros, prostitutas, lesbianas, homosexuales, etc. Así, muchos de ellos se ven como sanadores de la sociedad o purificadores. Según los estudios, la mayoría de estos asesinos son psicóticos. Un gran ejemplo de esta clase de asesino es el neo-nazi Joseph Franklin, el cual mató a muchísimos negros y judíos ya que deseaba “limpiar el mundo” de gente que consideraba inferior.
3.3-Hedonista: El asesino hedonista busca el placer y la gratificación como fines de sus asesinatos. Pero aquellas pueden ser de distintas naturalezas, originando los siguientes subtipos:
3.3.1-Lujuria: Estos asesinos matan en vistas a obtener gratificación sexual. En ellos pueden darse patologías como la necrofilia o el sadismo. Dependiendo del caso, el asesino encontrará el placer sexual en el asesinato mismo, en cosas que hace con el cadáver luego del asesinato o en el abuso (aquí entra el sadismo, yendo de la simple violación a cosas mucho peores como la tortura) de su víctima viva, siendo estos solo los casos generales. Un buen ejemplo de esta categoría es Daniel Camargo Barbosa, quien violó y mató a 71 chicas vírgenes: en su caso, el asesinato no era lo que proporcionaba el placer sexual sino lo que garantizaba la posibilidad de su repetición pues, según declaraciones del propio delincuente, principalmente asesinaba para evitar que su víctima lo delatase. Otro ejemplo, ya en el caso de lo monstruoso, es el del homosexual Jeffrey Dahmer, quien invitaba (ofreciendo bastante dinero) a chicos a ver pornografía o sacarse fotos pornográficas, luego los drogaba, los estrangulaba hasta matarlos y, ya muertos, tenía sexo con las víctimas y se masturbaba encima de sus cadáveres…
3.3.2-Búsqueda de emociones intensas y adrenalina: Estos asesinos seriales buscan la excitación emocional, las emociones intensas, la adrenalina. Para ellos, matar resulta divertido y estimulante. Suelen ser grandes sádicos que disfrutan no solo del dolor sino del terror de sus víctimas, sin embargo sus asesinatos generalmente carecen de un aspecto sexual. El asesinar adquiere en ellos, hasta cierto punto, el carácter de una adicción emocional, es por eso que, a diferencia de otros tipos de asesinos, no pueden permanecer mucho tiempo tranquilos sin acabar con vidas humanas, dejando por ello periodos no largos de tiempo entre uno y otro crimen. La psicología de estos trastornados se ve con claridad en cartas como la del Asesino del Zodíaco (se desconoce aún la identidad real); dice así un fragmento de un mensaje suyo: ‹‹Me gusta matar gente porque es mucho más divertido que matar animales salvajes en el bosque, porque el hombre es el animal más peligroso de todos. Matar algo es la experiencia más excitante. Es aún mejor que acostarse con una chica.››
3.3.3-Beneficio material (lucro y confort): Los integrantes de esta categoría asesinan como un medio para conseguir dinero o bienes materiales (la herencia de un apartamento, por ejemplo). Aquí, las víctimas suelen ser miembros de la familia del asesino o conocidos cercanos. Generalmente tras cometer un asesinato, esperan periodos de tiempo relativamente largos para evitar levantar sospechas entre los integrantes de su familia y círculo social y entre los agentes de la ley. Difiriendo de otros tipos de asesinos, éstos prefieren utilizar el envenenamiento (el arsénico es una elección frecuente) en vez de la violencia propia de los disparos y las puñaladas. Algo muy importante es que ésta es la categoría en que se ubican la mayoría de las asesinas en serie. Es entonces muy significativo que, siendo en USA el porcentaje de asesinas en serie de un 2% y en el resto del mundo máximo hasta 24%, la inmensa mayoría de asesinas seriales tenga por finalidad de sus asesinatos el beneficio material, tal y como mostró un estudio hecho por Eric Hickey en 1997, según el cual el 75% tenía por motivación al lucro…Un ejemplo escalofriante de este tipo de asesinos es la española Enriqueta Martí, asesina serial española del siglo XIX e inicios del XX. Ella, aprovechando que en su época la tuberculosis y otras enfermedades no tenían cura con medicina tradicional, fabricaba eficaces remedios para esos males, pero esos remedios estaban hechos nada más y nada menos que con los cadáveres frescos de los niños (que no pasaban de 9 años) que asesinaba. Aprovechaba todo: la sangre, los cabellos, los huesos (que pulverizaba); y los mezclaba ingeniosamente, en pomadas y otras fórmulas que vendía a grandes precios, precios que casi siempre eran gustosamente pagados por gente de clase social alta que sabía de la eficacia de los remedios de Enriqueta, aunque ignoraba su macabra composición…
3.4-Poder/Control: Estos asesinos usualmente fueron abusados, maltratados, subyugados y dominados durante su infancia. Es así frecuente hallar en ellos una sensación de impotencia que busca ser saneada a través de la obtención de un sentimiento de poder y control. De ese modo, se satisfacen en saber que tienen el poder para decidir sobre la vida y la muerte de su víctima; y, evidentemente, gran parte de su gratificación está también en saber que sus víctimas saben que ellos tienen ese poder. Por eso, estos asesinos adoran torturar a sus víctimas y demorar la muerte de las mismas, ya que si las matan inmediatamente, no consiguen experimentar a plenitud el poder y el control. En este marco, las violaciones y torturas sexuales son abundantes; pero, y esto es de suma importancia, el fin primero de aquello no es el placer sexual (aunque lo obtengan) sino el sentimiento de dominación que eso les da, gozando así más con la contemplación de la debilidad e impotencia de sus víctimas, que con el sufrimiento en sí mismo de ellas. El Doctor Muerte (Harold Shipman) ilustra a la perfección este tipo de asesinos. Él, aprovechando su posición de médico, elegía como víctimas a indefensas ancianas a las cuales les inyectaba mortales dosis de morfina, falsificando luego los informes médicos y diciendo que la paciente había muerto por causas naturales, un paro cardíaco, por lo general. Según se cree, llegó a matar a unas 215 personas. No lo hacía por sadismo, ni por interés económico (su posición económica era buena y no le interesaba mucho el dinero), ni por venganza: era todo por una morbosa atracción por la muerte pero, principalmente, por el gozo que le daba el tener el poder de decidir sobre la vida y la muerte de sus víctimas. Dijo por ello el forense John Pollar: “simplemente disfrutaba contemplando el proceso de morir y gozaba con el sentimiento de control sobre la vida y la muerte”
4.1-Hombres: Según una publicación autorizada en una fuente seria como es la web del Dr. Mike Aamodt (profesor emérito del Departamento de Psicología de la Universidad de Radford), los datos indicaban, a la fecha del 07/10/2010 (última actualización de las investigaciones), que a nivel mundial el porcentaje de asesinos seriales masculinos era de 88.1%. Queda entonces patente que la tendencia al asesinato violento es algo propiamente masculino, aunque hay mujeres que caen en este patrón y son excepciones en su género. La razón estadística es evidente: el porcentaje de asesinos seriales masculinos es mucho mayor que el de asesinas seriales y, dentro de las pocas asesinas seriales, la mayoría emplean el método no violento del envenenamiento. Así, lo anterior sugiere que en el fondo de la cuestión está el hecho de que el hombre es mucho más proclive a la violencia física. Enumerando algunas causas posibles para ese hecho y por ende para el hecho de que haya más asesinos seriales que asesinas seriales, se tiene lo siguiente: 1) Biológicamente, el hombre tiene mucha más testosterona, hormona que lo predispone a un mayor índice de agresividad, 2) El hombre tiende a exteriorizar la tensión, lo cual puede expresarse en hostilidad; en cambio, la mujer tiende a interiorizar la tensión, pudiendo caer en la depresión, 3) El miedo es un mecanismo de control y la mujer, por su debilidad física y hasta cierto punto por condicionamiento cultural, tiende a autopercibirse en una situación desfavorable en cuanto a su potencial para ejercer la violencia física, experimentando así un miedo que se suma a una inseguridad inherente a la necesidad de protección-seguridad que históricamente la sociedad ha programado en ella; evidencia de esto, es el hecho de que el lucro sea lo que más motiva a asesinar a las mujeres, siendo que aquel lucro representa un potencial de protección material (la seguridad que tiende a buscar por su programación cultural). Por su parte, el hombre tiene mayor fuerza física y su programación histórico-cultural lo orienta hacia una percepción en la que masculinidad va de la mano con “fuerza” “emprendimiento”, “autosuficiencia” y otras características en esa misma línea.
4.2-Mujeres: Según la misma fuente —la web del Dr. Mike Aamodt— empleada para señalar el porcentaje de asesinos seriales, se tiene que el porcentaje mundial de asesinas seriales sería de 11.9%. Evidentemente las cifras son solo aproximaciones, pero es claro que todas las estadísticas disponibles muestran una divergencia cuantitativamente enorme entre el porcentaje de asesinas seriales y el de asesinos seriales, por lo cual ese 11.9% es bastante confiable. Ahora, explicar aquí por qué hay menos asesinas seriales resultaría fútil debido a que, en la explicación anterior de por qué hay más asesinos seriales, están implícitas las razones principales de la escasez de asesinas seriales. La clasificación que se verá a continuación es la más difundida para las asesinas seriales; sin embargo, se la ha criticado porque las subcategorías que contiene pueden, en algunos casos, presentar elementos (asesinas seriales) compartidos y, además, son todas ellas también aplicables a los hombres, de modo que se puede hablar de “viudos negros” o “depredadores sexuales”, por ejemplo.
4.2.1-Viudas negras: En promedio comienzan sus asesinatos después de los 25 años. Sus víctimas suelen ser sus esposos o compañeros (por esto el nombre), sus familiares y, en general, personas con las que han entablado una relación personal. Su método es el envenenamiento, lo cual representa, en comparación con otros métodos de asesinato, un obstáculo a la hora de incriminarlas. Su móvil suele ser siempre el beneficio material, el lucro principalmente. Un ejemplo significativo es Marie Besnard, asesina serial francesa de la primera mitad del siglo XX. Ella usó arsénico para matar a su marido, a su tía, a su abuela, a sus padres, entre otras personas. Sumando a eso su habilidoso talento para hacer trucos sucios, consiguió heredar considerables sumas de dinero de sus víctimas.
4.2.2-Ángeles de la muerte: Suelen empezar su carrera criminal después de los 21 años, siempre en una localización completa: un hospital, una clínica, etc. Su gran motivo impulsor es la sensación de poder y control que experimentan al decidir sobre la vida y la muerte de sus víctimas. Dos características esenciales que tienen son: primero, el tener una necesidad compulsiva de matar; segundo, tienden a usar sus crímenes para ser percibidas de manera positiva, ya sea como la típica enfermera que se conduele con los familiares del muerto, ya sea, por ejemplo, envenenándolos con un veneno que mata en varios días, para así cuidar de la víctima y aparentar gran bondad. Una sustancia bastante usada por estas asesinas es el cloruro potásico, con el cual pueden aparentar un paro cardíaco en la víctima. Un ejemplo es la inglesa Beverly Allitt, quien trabajaba en el Hospital de Grantham y mató a cuatro niños inyectándoles insulina, todo para luego congraciarse con los familiares de la víctima, fingiendo dolor y adoptando un rol de confidente, cosas que no se le hacían difícil puesto que era risueña y tenía un rostro de rasgos suaves e inocentes.
4.2.3-Depredadoras sexuales: Este tipo de asesinas seriales son extremadamente escasas. Sus asesinatos están siempre ligados a una búsqueda de satisfacción sexual vinculada a la muerte. Suelen ser mayores de 30 años y son mucho más frecuentes en Europa que en USA. Un ejemplo es la asesina británica Rosemary; quien, en compañía de su esposo Fred West, fue responsable por la muerte de 12 chicas jóvenes, incluyendo niñas. Ella, que tenía una libido desmedida y era bisexual, gozaba sodomizando (con consoladores u otros implementos) a las chicas y sometiéndolas a múltiples torturas sexuales.
4.2.4-Por venganza: Estas asesinas en general se inician luego de los 22 años, sus víctimas son gente cercana, presentan trastornos de obsesión y sus crímenes suelen motivarse en celos patológicos. Ellen Etheridge es un ejemplo perfecto de esta categoría: ella se casó con un millonario texano y tuvo 8 hijos; pero, no soportando que sus hijos le “robaran” el amor de su esposo, se decidió por asesinar con arsénico a cuatro de ellos.
4.2.5-Obtención de beneficio o provecho: Este es el tipo de asesina serial más frecuente. Ellas matan para obtener dinero o bienes materiales y sus víctimas son muchas veces gente cercana. Un caso destacable es el de Madame Popova, noble rusa que, entre 1879 y 1909, dirigió una agencia (creada por ella) para, por sumas razonables de dinero, liberar a las esposas de “maridos crueles”. Para eso, se valía de envenenadoras o de sicarios; y a veces, ella misma hacía el trabajo…En total, mató aproximadamente unos 300 hombres.
4.2.6-En grupo: En las asesinas seriales la tendencia a trabajar con uno o más cómplices es mayor que en los asesinos seriales. Por lo general se asocian con su pareja, aunque otras veces con una mujer. Un buen ejemplo lo conforma Catherine May Wood, quien mataba ancianos (asfixiándolos) con ayuda de Gwendolyn Graham, y posteriormente hacía el amor con él…
4.2.7-Asesinas que padecen algún trastorno en el momento de cometer el asesinato: Estas asesinas no simplemente tienen psicopatologías, sino que es la psicopatología lo que, en el plano de la motivación del impulso asesino, prima al momento del crimen. En todos los casos, el trastorno mental es de gravedad tal que afecta a la capacidad volitiva (la voluntad) e invectiva de éstas asesinas. Ejemplo en esta categoría es Janne Topan, quien confesó haber matado (con envenenamiento) 31 personas aunque se cree que mató entre 70 y 100. En su juicio de 1902, el análisis de los médicos determinó su insania mental, por lo que el jurado declaró que por su “locura” debía ser internada en un manicomio en lugar de recibir la condena que correspondería a un delincuente dueño de sus actos. Sus propias palabras evidenciaban lo trastornada que estaba. En la corte dijo: “esa es mi ambición: matar más gente que cualquier otro hombre o mujer que haya existido jamás”; complementariamente, algunas de las cuidadoras de enfermos que trabajaban con ella afirmaron haberle oído decir: “traiga algo de morfina, querida, y vayamos al pabellón. Usted y yo nos divertiremos muchísimo viéndolos morir”
4.2.8-Sin explicación: Como el nombre indica, en estos casos se desconoce la motivación de la asesina serial o su motivación no es agrupable en ninguna de las categorías anteriores. Un caso es el de la estadounidense Stella Williamson de 75 años, quien antes de morir dejó una nota para las autoridades: allí, hablaba de un tronco en el ático, el cual contenía los cadáveres de 5 recién nacidos…
4.2.9-No resueltos: En estos casos, simplemente acontece que no se sabe la identidad de la asesina serial, o no se sabe si se trata de una asesina serial pero se sospecha de la existencia de una detrás de los crímenes.
REFERENCIA: http://www.asesinos-en-serie.com/tipos-de-asesinos-en-serie/
ELABORADO POR: ANTONIO FLORES A.